Qué bonito día para dejarme llevar por lo que se siente fácil

Últimamente las cosas no han salido como yo quería. He estado en una etapa en la que pensaba que ciertas cosas serían sencillas, casi naturales, fáciles y en cambio me he encontrado con retos inesperados. Al mismo tiempo, las cosas que me parecían imposibles, lejanas o difíciles han llegado con la ligereza que esperaba de las cosas fáciles.

Es raro y un poco desconcertante. Como si el universo me estuviera dando una lección sobre el control, y sobre la diferencia entre forzar algo y permitir que las cosas sucedan.

A veces creemos que tenemos todo claro: qué será complicado, qué será fácil, qué partes de la vida nos dolerán y cuáles nos traerán paz. Pero en realidad, no tenemos manera de saberlo hasta que lo vivimos.

Desde marzo tenía todo listo para el día de hoy estar del otro lado del mundo cerrando ciclos en un retiro, trabajando en mi desarrollo personal, obteniendo claridad sobre el futuro y volviéndome a encontrar conmigo misma, de una forma super romantizada como si protagonizara la película de Comer, rezar y amar. Pero no estoy ahí, sigo en mi escritorio, en mi casa, en mi ciudad, en mi realidad de todos los días.

A partir de mis 18 años yo he estado a cargo de organizarme todos mis viajes, y jamás había tenido tantas complicaciones como las que hubo para que no pudiera ir a ese retiro que ya tenía pagado al 100%, que ya tenía organizado minuto a minuto cada día, del que ya tenía tantas expectativas.

Todas las dificultades y obstáculos me parecieron hasta ridículos, errores que no van con mi personalidad ni forma de ser, requisitos que no tienen sentido alguno, desorden en todo sentido y una sensación inevitable de que alguien o algo me estaba impidiendo ir, o pidiendo que no fuera.

Así que una vez que tuve certeza de que no iba a suceder, que no iba a estar en Bali viviendo esa experiencia que anhelaba, me tocó enfrentarme a que quizá todo ese significado que le puse al viaje y todo eso que esperaba encontrar no está a 16,000 kilómetros de distancia, sino que plot twist... está dentro de mi.

Me lo estoy tomando con calma, después de sentir tanto caos, incertidumbre y desorden lo que he decidido es volver a abrazar mi rutina, concentrarme en mis prioridades, practicar el estar presente, reclinarme en lo que se siente fácil; porque luchar contra la corriente fue sumamente agotador y un callejón sin salida. Mientras al mismo tiempo continúo con mi proceso terapéutico en búsqueda de volver a sentirme yo, que ya tiene mucho tiempo que me siento perdida en ese aspecto.

Quiero confiar en lo que fluye en lugar de tratar de controlar todo. Si algo se siente suave y ligero, le doy espacio. Si algo se siente como empujar una pared, me permito hacer una pausa y respirar.

No se trata de evitar el esfuerzo, sino de reconocer que la vida también puede tener momentos de gozo, y que la facilidad no es pereza, es confianza.

Al final, creo que de eso se trata este capítulo de mi vida: de aprender a escuchar, a soltar y a dejarme sorprender. No por la experiencia perfecta que planeé, sino por la vida que está sucediendo justo aquí, incluso cuando se ve muy distinta a lo que imaginaba. Hoy no tengo todas las respuestas, pero sí la certeza de que puedo elegir suavidad, incluso en medio del caos.

Qué bonito día para dejarme llevar por lo que se siente fácil.

-Esa

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✎ Journaling para reflexionar:

Si tú también estás en un proceso similar, te dejo algunas preguntas para reflexionar en tu journal:

1.  ¿Qué cosas en tu vida se han sentido más fáciles de lo que esperabas?

2.  ¿En qué áreas sientes que estás forzando algo que podrías soltar?

2.  ¿Qué se siente ligero y auténtico para ti en este momento?